La saga Terminator cuenta cómo una máquina viaja a través del tiempo para destruir en el pasado a su máximo enemigo, el líder de los rebeldes John Connor. En la primera parte, intentando matar a la madre de John antes de que se quede embarazada, y en la segunda intentando matar a un John Connor adolescente.
Mucho se podría hablar de cuestiones como los viajes temporales o la posibilidad de contruir máquinas inteligentes con esqueleto metálico y «carcasa» biológica, pero en este caso me centraré en el diseño del avanzado Terminator de la segunda parte: el T-1000.
¿Qué características tiene el T-1000?
El Terminator modelo T-1000 está construido a partir de metal líquido y puede transformarse en cualquier objeto de su tamaño y adoptar diferentes formas para crear armas cortantes. No puede, sin embargo, crear estructuras complejas, como armas explosivas. Además, puede imitar a la perfección cualquier voz que haya analizado previamente. El «punto flaco» de cualquier Terminator son los perros, capaces de distinguirlos poniendo sobre aviso a los humanos.
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Por qué no es posible la existencia del T-1000
Nuevamente, la ciencia contradice muchas de las cuestiones planteadas en las películas. En este caso, no son pocos los aspectos científicos que tiene en contra el T-1000:
- Un líquido tiene masa y volumen constantes, pero no tiene forma propia: su forma es la del recipiente que lo contiene, excepto en su parte superior, que es un plano horizontal. Por lo tanto, no puede adoptar la forma que le dé la gana.
- Si todo el Terminator es metálico, la corriente eléctrica puede atravesarlo a través de todo su volumen y en todas las direcciones, por lo que los supuestos circuitos que formarían su computadora no tendrían sentido.
- El T-1000 dispone de un nanochip integrado que controla su funcionamiento, algo similar a un cerebro. Por muy «nano» que sea, debe ser sólido, por lo que sólo hay dos cosas que el nanochip puede hacer: hundirse hasta el fondo del líquido o flotar sobre él. En cualquier caso, el «cerebro» del T-1000 estaría tan expuesto a la intemperie que se estropearía (o se perdería) fácilmente.
- Una de las dificultades más grandes es: ¿cómo puede por él mismo cambiar de estado (de líquido a sólido) de forma voluntaria y selectiva, sólo en algunas partes de su volumen, para crear un arma cortante? Para cambiar de estado líquido a sólido, deben ocurrir dos cosas: que disminuya la temperatura (no veo nada en el «mecanismo» del Terminator capaz de enfriarlo) o que aumente la presión. Teniendo en cuenta que los líquidos son incompresibles, ésta posibilidad tampoco está disponible.
- Quizá la mayor de las dificultades sea la obtención de energía. Siendo líquido, no puede tener ningún sistema generador de electricidad como una batería o una pila de combustible. Tampoco dispone de piezas mecánicas móviles con las que crear, por ejemplo, un motor capaz de generar electricidad a partir de un combustible líquido. Por supuesto, no tiene ingenios tipo «placas solares» para aprovechar la luz del sol (y aun así necesitaría baterías en las que almacenar la corriente producida de día para usarla de noche). Así que… ¿cómo es capaz de moverse, e incluso correr a grandes velocidades, sin energía?
- Tampoco es posible, dado su estado líquido, almacenar información de forma binaria como lo hace un ordenador, ya que no dispone de sistema magnético (tipo disco duro o cinta), óptico (tipo CD-ROM) ni flash (como las modernas memorias USB).
- En la película no se nombra la composición química, pero viendo su aspecto y teniendo cuenta que el robot es líquido a temperatura ambiente, es fácil pensar que el T-1000 está fabricado con mercurio. De ser así, tampoco sería eterno: el mercurio, muy tóxico, se vaporiza fácilmente (de ahí el peligro que supone romper un termómetro), y teniendo en cuenta la gran superficie externa del Terminator, este proceso sería bastante rápido. Máxime si se pone a correr, con lo que el rozamiento con el aire favorecería más aún el proceso de vaporización.
Visto el número de problemas que tendría el Terminator T-1000 para funcionar (y a poco que os pongáis a pensar encontréis más), podéis estar tranquilos: el apocalipsis que supondría para la humanidad la existencia de estas máquinas no está lejano. Sencillamente, es imposible.
Perfecto, muy buena explicación pero ¿Y el T-800?