Un tema muy recurrente en el cine es la posibilidad de hacerse invisible. Un ejemplo lo encontramos en la película «El Hombre Sin Sombra», en la que un científico descubre un compuesto químico que al ser inyectado nos vuelve invisibles.
¿Quién querría ser invisible?
Ser visibles tiene sus ventajas: no ser atropellados por la calle, por ejemplo, suele deberse a que los conductores nos ven; si alguien no se nos sienta encima en el autobús es porque nos han visto. Puede parecer algo maravilloso ver sin ser visto, pero creedme: no lo es.
Un ejemplo, que sí se explica en la película «El Hombre Sin Sombra»: al tener los párpados transparentes, seguiríamos viendo incluso con los ojos cerrados, por lo que sólo podríamos dormir totalmente a oscuras. Además, nuestras pupilas (que se encargan de regular cuánta luz entra en el ojo) no servirían de nada: por mucho que se cerrasen, al ser transparentes, dejarían entrar toda la luz. Por ello, seríamos mucho más sensibles a cualquier intensidad de luz , por débil que fuera. Sí, veríamos mucho mejor de noche, pero la luz del día nos produciría fuertes dolores oculares.
¿Basta con ser transparente para ser invisible?
Afortunadamente, no es tan fácil. Imaginemos una bola de cristal: es totalmente transparente, y a pesar de ello la podemos ver. Ello es debido a que la luz viaja a una velocidad diferente en el aire (o en el vacío) que a través de otros materiales. Ello obliga a la luz a desviar su trayectoria cuando de un medio como el aire pasa a otro medio diferente, como el vidrio o el agua. Y nuestros ojos pueden detectar fácilmente el cambio de dirección de la luz. Es lo que ocurre cuando introducimos el limpiafondos en una piscina: el palo parece doblarse, pero quien en realidad se está «doblando» es la luz.
El factor que nos informa de cuál es la velocidad de la luz a través de un determinado material se denomina «índice de refracción», y sólo vale 1 para el aire o el vacío. En otros medios, tiene un valor mayor que 1.
Para que algo sea invisible, además de ser transparente debe tener el mismo índice de refracción que el medio a través del que lo vemos; generalmente, el aire. Y, además, ser homogéneo: si un cuerpo está fabricado con diferentes materiales cada uno de ellos tiene un índice de refracción diferente. Cumpliendo estos tres requisitos, podríamos convertirnos en invisibles.
Entonces ¿se puede o no?
Rotundamente: NO.
1) Necesitamos ser transparentes, y no lo somos. Pero supongamos que, al igual que en las películas, inventáramos algo que nos hiciera transparentes. Tendríamos que superar el segundo requisito:
2) Ser homogéneos. No lo somos. Cada tejido de nuestro cuerpo es diferente: músculos, huesos, dientes, etc. son muy diferentes unos de otros, tanto que no hace falta ser médico para distinguirlos. Aun siendo transparentes, cada tejido tendría un índice de refracción diferente. Imaginemos, pues, que fuésemos homogéneos. Todavía nos falta cumplir el tercer requisito:
3) Tener el mismo índice de refracción que el aire. ¿Y cuál es? Depende. Y depende de algo tan simple como la temperatura. El aire caliente tiene un índice de refracción diferente al aire frío, lo cual provoca la visión de espejismos, y que podamos ver el aire que está por encima de un radiador muy caliente. En realidad no vemos el aire, sino el efecto que provoca el hecho de que los rayos de luz viajen a distintas velocidades por ambos medios (aire frío y caliente).
Por lo tanto, a lo máximo que podríamos aspirar en nuestra invisibilidad sería a esto:
Sí que es posible. Se hace con metamateriales. Todavía se está investigando, aunque cuando la nanotecnología sea más cercana será una realidad. Da igual el índice de refracción del medio, importa la longitud de onda de la luz incidente. Por eso pa luz visibles es más dificil. Pero es física, no química
En primer lugar, gracias por comentar
Dicho esto, si para que un objeto sea invisible hay que cambiar la longitud de onda de la luz incidente, es que el objeto en sí mismo no es invisible. Y de lo que se trata es de conseguir un objeto indetectable ante nuestros ojos en situaciones cotidianas. En el caso del hombre invisible, el objeto sería nada menos que una persona.
Fíjate por ejemplo en el artículo http://www.hoytecnologia.com/noticias/Metamateriales-para-hacer-invisibles/17014 y compara la foto del coche con el segundo vídeo de mi artículo. El mismo efecto. No es una invisibilidad real.
Lo que comentas de cambiar el tipo de luz sería equivalente, por ejemplo, a apagar la luz de una habitación. Apagamos la luz y dejamos de ver el objeto. ¿Se ha transformado en invisible? Ni mucho menos.
Por otro lado, una aclaración: nadie ha dicho ni pretendido que sea una cuestión de Química. De hecho, puedes revisar la categoría en la que está catalogado el artículo
Un saludo