Qué bonito sería si pudiésemos hacer lo que hizo Lionel Richie en los años 80: entrar en una fiesta y ponerse a bailar en el techo. No sobre un tejado, como los Beatles en uno de sus últimos conciertos, sino en el techo de la habitación, boca abajo.
Evidentemente, no es posible, pero pensándolo bien la «gravedad invertida» tampoco sería ni bonito ni deseable.
Un poco de física
Dos cuerpos con masa se atraen con una fuerza directamente proporcional al producto de sus masas e inversamente proporcional al cuadrado de la distancia que las separa. Si tenemos dos cuerpos A y B, A atraerá a B con una fuerza dirigida desde el centro de B hasta el centro de A
De igual manera, sobre nosotros, que vivimos sobre la superficie terrestre, actúa la fuerza de atracción de la Tierra, que tira de nosotros hacia su centro, que siempre está bajo nuestros pies, lo cual nos hace pensar que la gravedad siempre apunta «hacia abajo», aunque estemos en el Polo Sur.
Y no solo nosotros estamos sometidos a la acción gravitatoria terrestre, también lo están los gases que componen la atmósfera, que gracias a esta atracción no escapan y permiten la existencia de vida.
Pero ¿qué pasaría si la gravedad apuntase «hacia arriba», o sea, tendiese a separarnos de la superficie terrestre?
El video de Lionel Richie es tentador, es muy fácil pensar «ojalá pudiese hacerlo yo», pero en realidad hay que tener cuidado con lo que se desea, porque la situación da para un guión de película de catástrofes.
Gravedad invertida: la película
Imaginemos que el protagonista de la película frota la lámpara maravillosa de Aladino y el genio le concede tres deseos, pero solo puede pedir uno por día, así que formula el primero:
Que durante un solo día la gravedad deje de apuntar hacia abajo y apunte hacia arriba, para poder bailar en el techo. Como Lionel Richie.
El genio obedece, y las consecuencias no se hacen esperar:
- Los gases comienzan a viajar rápidamente hacia arriba y escapan de la Tierra, perdiendo ésta su atmósfera
- Todo aquél que no se pone bajo techo también se eleva (como el globo de helio recién comprado que se le escapa a un niño) y acaba saliendo de la Tierra, llegando a un espacio exterior en el que no hay oxígeno para respirar ni capa de ozono que le proteja de las peligrosas radiaciones emitidas por el Sol. Además, en este singular viaje el vacío haría que el cuerpo se hinchase rápidamente hasta… bueno, mejor lo dejo aquí.
- El protagonista, consciente del error cometido, se encierra en una habitación herméticamente cerrada de la que no puede escapar el aire, seguro de poder esperar 24 horas para pedir su siguiente deseo y hacer que todo vuelva a la normalidad. Pero el vacío creado en la atmósfera provoca que TODO el agua del planeta se evapore rápidamente y se escapa como el resto de gases. Primero sin aire y ahora sin agua.
- Cuando llega la hora de pedir el segundo deseo se da cuenta de que ya no puede contar con el genio de la lámpara, que también ha sido expulsado de la Tierra por una gravedad invertida que nunca debería haber deseado.
Evidentemente, el genio de la lámpara no existe. Pero el resto de acontecimientos ocurriría tal cual.
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