Por qué uso MAX (y por qué no uso Windows)

Las desventajas de Windows

La instalación es muy lenta, y cuando ha terminado comprobamos con desesperación que puede haber cientos de megas de actualizaciones esperando a instalarse, y que pueden tardar horas en hacerlo.
Seguramente también tengas que instalar los controladores de tu hardware uno por uno, y que Windows se empeñe en rechazarlos.
Cada mínima actualización o instalación de controladores requiere, al menos, un reinicio del sistema.
Cuando ya está instalado y actualizado tanto Windows como los controladores, empieza otra odisea: instalar los programas que necesites, muchos de los cuales tendrás que buscar en Internet, descargar, iniciar su instalación, etc. Puede llevarte varios días, empleando MUCHAS horas al día, tener instalado todo lo que necesites. Cuando yo usaba Windows con Microsoft Office, instalaba lo siguiente en este orden: un antivirus (solía ser AVG o Avast), WinRAR, Microsoft Office, Acrobat Reader, Mozilla Firefox, CCleaner, VLC, Notepad++… y ahí ya me cansaba, lo dejaba estar y cuando necesitaba otro programa seguía instalando.

Windows solamente puede acceder a particiones cuyo tipo sea FAT, FAT32, NTFS, etc., es decir, a sistemas de archivos creados para Windows. Si quieres acceder a una partición de GNU/Linux no puedes.
Desde la versión 8 (si no me equivoco), Windows muestra publicidad en muchas zonas del escritorio y manda datos a servidores de Microsoft para «proporcionarte una experiencia personalizada». Es decir, para en base a esos datos (¿sabes cuáles son? yo tampoco) mostrarte o publicidad que te interese o publicidad en general. Eso dicen. Yo prefiero, directamente, que no me invadan con publicidad. Y mucho menos que mis datos los maneje Microsoft.
Las últimas versiones de Windows requieren equipos MUY potentes, de los que además no aprovechan muchas características. Con Max no sólo puedes dar vida a un equipo antiguo, sino que además un equipo muy potente funcionará de forma mucho más rápida y eficiente que Windows.